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Todo propietario que tiene alquilada su vivienda tiene un miedo, lógico en todo caso, de encontrarse la vivienda en un estado de conservación lamentable a la finalización del contrato.

Desgraciadamente, con frecuencia el inquilino no ha cumplido con su obligación de conservación de la vivienda y de entregarla en las mismas condiciones que la recibió. En el peor de los casos, se han causado daños importantes en la vivienda, e incluso han desparecido electrodomésticos o parte del mobiliario.

La elección de un buen inquilino es fundamental para reducir en la medida de lo posible dicho riesgo, pero aun así es muy complicado prever el comportamiento de una persona que apenas conocemos.

Desde un punto de vista legal, evidentemente, de los daños causados en la vivienda el inquilino deberá responder e indemnizar al arrendador, en un importe suficiente para devolver la vivienda a su estado original. De esta manera, el propietario podrá exigir dicha indemnización de forma judicial, si la fianza no cubre los daños causados.

Sin embargo, unos de los fallos más frecuentes a la hora de firmar un contrato de arrendamiento es no acompañar al contrato un inventario, con un listado y fotografías de cada uno de los elementos y estancias de la vivienda.

Y es un fallo grave, porque en caso de producirse daños en la vivienda la inexistencia de inventario dificulta, y mucho, la prueba del daño en un procedimiento judicial. Es decir, a falta de un inventario, el inquilino podrá alegar que la vivienda la ha entregado en las mismas o mejores condiciones que se encontraba cuando la recibió, y el propietario no tendrá nada facil acreditar lo contrario.

Por tanto, es fundamental la elaboración de un inventario detallado que se acompañe al contrato de alquiler y sea firmado en todas sus páginas por el inquilino.

Esta herramienta, además, no solo será efectiva para poder reclamar judicialmente los daños en caso de que se produzcan, sino también para disuadir al inquilino de causar daño alguno, pues sabrá de antemano que cualquier daño será fácilmente demostrable, y por tanto, reclamable.

Otro buen consejo, sin duda, es contar con el asesoramiento de un abogado para la elaboración del contrato de arrendamiento, supone una buena inversión que evitar mayores costes en el futuro.

Joshua García Abogado

Con la garantía y seguridad de ser atendido por mí personalmente durante todo el procedimiento

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